Una casa no se construye por el tejado, primero hay que poner los
cimientos para que la estructura aguante el peso de dicho techo. Mismo
concepto en el fútbol. Un equipo ha de construirse empezando por la
base, es decir, la portería. El es como la reina en el ajedrez, hay que
cuidarle, y para eso tiene a 4 o 3 escuderos, dependiendo del esquema de
juego empleado por el entrenador. Cuando uno de los escuderos abandona
su posición, otro ocupará su lugar para que la reina no quede a la
merced del rival. Con ese concepto, el de construir un buen equipo empezando por la
portería, se puede aspirar a grandes cosas. Es sencillo; si mantienes tu
portería a cero es imposible que pierdas; puedes ganar o empatar, pero
perder, nunca.
Apaches, cheyennes, cheroquís, wichitas, arapajóes, pomos, tarahumaras, caddo, son tribus de indios, unos más temibles que otros, pero ningunos como los sioux. Son una tribu de nativos americanos asentados en los territorios de lo que ahora son los Estados Unidos
y sur de las praderas canadienses. Cazaban el búfalo y eran temidos
guerreros, que pronto adoptaron el caballo y las armas de fuego.
Arrancaban la cabellera a los enemigos. Religiosamente, creían en Wakan Tanka ("El gran misterio"), el creador, una divinidad tribal.
Hoy el Atlético invoca el espíritu de su Wakan Tanka, más conocido como Diego Pablo 'Cholo' Simeone. El 25 de mayo de 1996, fecha para el recuerdo en los calendarios atléticos, una victoria por 2 a 0 ante el Albacete en la última jornada, le dio el último título de Liga al conjunto rojiblanco. El primer tanto lo marcó, en el minuto 14, Diego Simeone.
El mediocampista, con el brazalete de capitán, celebró el gol con la
afición, levantando los brazos con fuerza pidiendo más ruido a las
gradas. Fue la última vez que el Atlético ganó una Liga.
Hoy, el héroe de ese partido esta en el banquillo. Con su filosofía, "partido a partido", su intensidad y amor por los colores, el Cholo ha logrado convertirse oficialmente en el Wakan Tanka del Atlético.
Hipnotiza con sus palabras y te hace creer que nada es imposible, todos
le siguen ciegamente; sólo le hace falta señalar el sitio y ahí irá el
jugador, sólo le hace falta levantar los brazos en alto y las gradas se
convierten en un hervidero.
Con gente entregada a la causa, Diego Simeone puede presumir de la mejor defensa de la Liga,
ya que los rojiblancos son el equipo menos goleado, con 25 goles encajados en 37 partidos. Es una de las defensas menos goleadas de la historia del Atlético tras la compuesta por Roberto Rodríguez Aguirre, Francisco Delgado Melo, Isacio Calleja García, Jesús Martínez Jayo y Julio Iglesias Santamaría. Tan sólo encajaron 20 goles, aunque hay que destacar que en esos tiempos, la Liga tenía sólo 34 jornadas, 4 menos que ahora.
Los actuales números defensivos de la zaga colchonera son
impresionantes. Sólo hay que tirar de estadística para ver que, por
ejemplo, en la temporada 52/53, cuando la Liga tenía 30 jornadas, el Atlético acabó con 70 goles en contra.
La defensa del Cholo está formada por: Courtois,
uno de los porteros más en forma de Europa, sino del mundo, con una
gran proyección a pesar de su edad. Es un seguro de vida, por alto, por
bajo, por la derecha, la izquierda, si le pegas de vaselina, la picas,
le hagas lo que le hagas, le des el efecto que le des, ahí estará él
para atrapar el balón.
Filipe Luis es el amo y señor de la banda izquierda.
Aporta solvencia defensiva y profundidad en ataque. Un todoterreno que
sube y baja la banda todas las veces imaginables. Defensor que ataca
sin pudor, apurando hasta la línea de fondo. El lateral perfecto para
un equipo que ataca inclinado a la izquierda. Juanfran es un ciclón en la banda derecha, un defensa con carácter que siempre está en el sitio adecuado y en el momento preciso.
Miranda explotó definitivamente con la llegada de Simeone. Seguro e imponente por arriba, rápido y contundente por abajo. Godín, forma junto a Miranda, una de las parejas de centrales más fiables de la Liga. Ambos sellan las fisuras del Atlético atrás, uno de los apartados donde los de Simeone
han mejorado considerablemente. Suele ser habitual verlo salir con el
esférico controlado hasta el centro del campo para romper la línea de
presión del adversario.
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