lunes, 12 de mayo de 2014

UN DOMINGO DE LOS DE ANTES



La tarde del domingo 11 de mayo deja la lucha por el título abierta entre Barça y Atlético de Madrid para el próximo sábado a las 18:00 en el Camp Nou. Deja las derrotas de Madrid y Sevilla que tenían la cabeza en Lisboa y Turín. También deja a cuatro equipos como Getafe, Granada, Valladolid y Osasuna que tendrán que salvarse del descenso en la última jornada, todo un drama para cuatro ciudades. Pero sobretodo deja un ambiente a fútbol espectacular. El de antes.

Los domingos de fútbol lo son en menor medida desde que se decidiera que ninguno de los 10 partidos de cada jornada se jugara a la misma hora. Se han querido normalizar horarios en que los partidos se juegan un lunes o viernes a las diez de la noche. Se ha dejado de pensar en el aficionado que trabaja durante la semana y que tiene la oportunidad de poder ver a su equipo un sábado o domingo por la tarde. Se ha alejado a los niños de los estadios con horarios que no facilitan su existencia. Se está matando la tradición de que el aficionado se pueda desplazar con el equipo porque es muy complicado que lo pueda hacer un día entre semana. Además, y si con esto fuera poco, los horarios de los partidos se saben con apenas dos semanas de anterioridad, por lo que es imposible que los aficionados puedan hacer planes para desplazarse a uno u otro estadio o simplemente para organizarte e ir a ver al equipo del que es socio jugar en casa.

Muchas veces se les llena la boca a los directivos de la Federación Española de Fútbol hablando de que tenemos la mejor liga del mundo y posiblemente sea cierto en cuanto a lo estrictamente deportivo, pero estamos muy por detrás de otras ligas como la inglesa o la alemana respecto a cuestiones organizativas. En aquellos países donde el aficionado se respeta mucho más que aquí, los horarios de todas las jornadas se saben antes de empezar la liga para que al aficionado le sea más fácil poder asistir a los partidos. Por no hablar de los precios.

Por esto, celebro que aunque sea por dos jornadas, los amantes de las antiguas tardes de fútbol donde se jugaban la mayoría de los partidos a la vez podamos disfrutar de ello. Ayer sentía nostalgia (y sólo tengo 19 años) de poder asistir a un campo de fútbol escuchando a Paco González explicarme lo que sucedía en otros estadios. La gente que compartía conmigo las gradas de Cornellà-El Prat también llenaba el campo de transistores. Se recuperaba la magia de estar pendientes de otros partidos, de comentar con el compañero de al lado lo que pasaba en un partido u otro, de sentir fútbol por los cuatro costados. Los colchoneros del Calderón estaban pendientes de lo que sucedía en el Martínez Valero entre Elche y Barça. Se lamentaban con cada poste que daba su equipo pero también con las ocasiones que erraba el Elche. De estas ocasiones erradas se alegraban los azulones del Getafe que veían como su equipo ganaba al Sevilla. El golazo de Escudero para el Getafe a los 20 minutos del final, aun acabó de hundir más a los aficionados del Granada que estaban contemplando como en su propia estadio el Almería les ganaba 0-2 y los adelantaba en la clasificación.

De esta manera, se tejía una especial conexión en la mayoría de los campos de España. Una conexión facilitada por los fantásticos narradores de todas las emisoras de radio y que rememora el fútbol por la radio auténtico, el que desde los años cincuenta ha acompañado a todas las generaciones de aficionados a los estadios, el que ha amenizado largas colas en las carreteras, el que ha puesto imagen a los que no podían ver los partidos y el que ha llenado de emoción, ilusión y emociones muchos hogares españoles donde se amaba este deporte.

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